ETAPA 8

22 de septiembre de 2020


ETAPA 8

TERUEL - ALTURA

112 km.



Los despertadores vuelven a hacer su trabajo cuando aún es de noche. Hemos decidido madrugar un poco más para no retrasarnos en la salida. Las alforjas se recomponen con toda la ropa limpia. Ya no volveremos a lavar. Vamos a comenzar la octava y penúltima etapa del Camino del Cid.

Hoy es un día especial y arranca de la mejor manera. La espalda de Antonio se levanta con pocas molestias. Algo bueno para la maratoniana etapa que nos espera. El recorrido de hoy no tiene nada que ver con todos los kilómetros que llevan nuestras piernas. Hoy nos toca pedalear por La Vía Verde de los Ojos Negros. Y para los que ya hemos hecho otras Vías Verdes, este recorrido es especial dentro de El Camino del Cid. De hecho, la mayor parte de la ruta la vamos a hacer alejados del entramado de kilómetros que tiene organizado el Consorcio del Camino del Cid. Por decirlo de otra forma, considero que la ruta de hoy es un regalo para nuestras piernas y, sobre todo, para nuestros ojos. Espero que, cuando terminemos el día, Ricardo y Antonio sean de la misma opinión.


Hostal La Casona (Teruel)


Un buen desayuno en el solitario bar del Hostal La Casona y empezamos a montar las alforjas en las bicicletas. Hoy hará calor, aunque en las primeras horas debemos abrigarnos. Hay ilusión por llegar a Valencia y ciertos nervios por la distancia que debemos recorrer hasta finalizar la etapa. Arrancamos, y aún no ha amanecido.

El track del gps nos lleva a la parte alta de la ciudad, pero para no darnos un calentón o tener que empujar las bicicletas debido al desnivel existentes, tomamos los ascensores que existen en las instalaciones de la Escalinata del Óvalo. ¡¡Qué cómodo!!.

Con las luces encendidas nos mezclamos en el escaso tráfico de las calles de Teruel y entramos en el peatonal Viaducto Viejo y dejamos a nuestra izquierda la Plaza de Toros. Una larga recta llena de rotondas nos aproximan al Palacio de Exposiciones y Congresos y al Dinópolis Teruel, Museo Paleontológico y parque temático. Por encima de las vallas, unas inertes cabezas de dinosaurios nos despiden mientras dejamos atrás la población y entramos en un frondoso bosque donde un temeroso corzo nos vigila entre unos árboles.

Tras pasar por debajo de la autovía A-23, contemplamos la bonita estampa de un viaducto que formaba parte de las antiguas infraestructuras ferroviarias. Hemos llegado a la Vía Verde de los Ojos Negros, tras 10 kilómetros de leve ascenso. Ahora debemos dar un pequeño rodeo para subir a su plataforma.


Viaducto de la Vía Verde

Vía Verde de los Ojos Negros


Las Vías Verdes son antiguos trazados ferroviarios, en desuso o inacabados, que han sido adaptados para la práctica del senderismo o el cicloturismo, disponiendo de su propia señalización y, en gran parte, alejada del tráfico rodado. Disponen de áreas de descanso, la mayoría en las antiguas estaciones o apeaderos. Son gestionadas por la Fundación de Ferrocarriles Españoles.

La Vía Verde de Los Ojos Negros es, actualmente, la más larga de España. Está compuesta de dos tramos: la Vía Verde de los Ojos Negros I y la Vía Verde de los Ojos Negros II, cubriendo una distancia entre las dos de 160 km y va desde la provincia de Teruel a la costa valenciana. Entre las infraestructura que cuenta destacan los 20 túneles, 13 viaductos y 8 puentes.

Hoy recorreremos unos 100 kilómetros hasta la localidad de Altura. Los primeros kilómetros son falsos llanos, aunque los desniveles nunca pasarán del 4 %. Los primeros 10 kilómetros que vamos a cubrir no pasarán del 1,5 %, y en él ya empezamos a ver algunos puentes, túneles y viaductos.




A los 27,5 kilómetros de empezar la etapa, hacemos un descanso para comer algo en el área de descanso de La Fonda de la Estación, encontrándonos el bar cerrado. Al tener que ser autónomos sobre las  bicicletas, no nos supone mucho problema. Unas barritas y un plátano nos permiten continuar la marcha.




El Sol empieza a apretar y hay que quitarse ropa. Aún sin querer, el ritmo que llevamos es rápido. La mayor parte del recorrido tiene un nivel descendente y el firme es bueno. La espalda de Antonio ya no da problemas. Estamos en el mejor sitio para disfrutar de la tranquilidad sobre las bicicletas y de los espectaculares paisajes que vamos viendo. Además, algún túnel, cuyo sistema de iluminación no funciona, nos ha expuesto a momentos de desequilibrio por entrar en la oscuridad total, a pesar de llevar nuestra propia iluminación.  





Ya llevamos 43 kilómetros y decidimos salirnos de la Vía para tomar café. El pueblo elegido es Sarrión. Encontrar un bar abierto es algo complicado. El único que localizamos con la ayuda de algunas paisanas tan solo tiene café. Las socorridas barritas vuelven a salvar a nuestros estómagos. 

A la salida del pueblo tenemos que protegernos con cremas. Las temperaturas han subido y el Sol aprieta. El rápido ritmo que llevamos nos ayuda a refrigerarnos. Los valles, cortados y bosques nos sirven de entretenimiento mientras pedaleamos. Más túneles, puentes y viaductos son testigos de nuestro paso.


Viaducto

Hay tramos en los que debemos salvar grandes depresiones del terreno por unos inmensos taludes rodeados de bosques. Son tan altos que, por debajo de nosotros, vemos las copas de los árboles. He de reconocer que, por momentos, experimentamos sensación de vértigo.

Para que no se nos haga pesado el recorrido, decidimos hacer una parada en la localidad de Barracas para tomar algo. Ya son las 12:00 y llevamos casi 69 kilómetros recorridos. Aún nos faltan otros cuarenta.

Dejamos la vía y entramos en el pueblo. Mientras que intentamos localizar un bar, pasamos junto a la iglesia y un bonito relieve de bronce.


Relieve de bronce (Barracas)

Barracas


Recurrir a las recomendaciones de los paisanos es muy socorrido. Esta vez nos aconsejan bajar hasta el restaurante de la carretera. Les hacemos caso y llegamos al Restaurante El Tigre. Coches y camiones ocupan parte del estacionamiento. Ahora van a acompañarles tres  bicicletas. 


Barracas

Lo que preveíamos como una rápida parada se convierte en un espectacular almuerzo de media mañana. La culpa la tienen unos inmensos pinchos de tortilla y unos calientes torreznos que no desmerecen a los típicos sorianos. Dar cuenta de semejantes manjares nos lleva su tiempo. Cuando queremos darnos cuenta, el reloj nos indica que son las 13:00 y hay que continuar.






Con los estómagos satisfechos emprendemos de nuevo la marcha por la Vía Verde. Ahora el perfil es todavía más descendente. Las bicicletas llevan un ritmo rápido con un cómodo pedaleo. Antes de llegar a la localidad de Jérica, pasamos por las Sierras de Espadán y Calderona. Los paisajes son increíbles. Los viaductos, taludes, puentes y túneles se suceden. 

Atravesamos la localidad de Caudiel (km. 93) y seguimos descendiendo. Nos hemos aproximado al itinerario oficial del Camino del Cid pero no rodamos por él, vamos a continuar pedaleando por esta bonita Vía Verde.

Todos los túneles por donde circulamos tienen iluminación propia y se va encendiendo conforme entramos. Es una sensación curiosa, entras rápido en plena oscuridad y, de repente, empiezan a encenderse de forma progresiva los fluorescentes. Y cuando lo hacemos en un túnel en curva que supera los 500 metros, disponer de esta iluminación, es una maravilla que nos aporta tranquilidad.






La autovía A-23 precede a la siguiente localidad, Jérica. Siguiendo el trazado de la Vía Verde, entramos en el pueblo sin coger el trazado del Camino del Cid. Jérica fue una de las localidades conquistadas por El Cid de Camino a Valencia. Volvemos a los referentes cidianos que nos han acompañado a lo largo de todo el viaje.

Por menos de una batalla esto no se resolverá;
vayan los recados a los que nos deben ayuda,
los unos a Jérica e los otros a Alucad.
Versos 1106 y ss. Cantar del Mío Cid




Un corto recorrido por sus calle nos devuelve a la Vía para continuar el rápido descenso hasta un bonito mirador desde donde contemplamos el dique del Embalse del Regajo.


Embalse del Regajo (Jérica)



El final de la etapa está cerca. Los últimos puentes y túneles nos hacen pasar junto a localidades como Navajas y Altomira. En pocos kilómetros llegamos a las primeras edificaciones de Altura, nuestro destino final en esta etapa. Por culpa de unas obras, debemos atravesar completamente todo el pueblo para llegar hasta nuestro alojamiento. Hoy lo hacemos en el Hostal Victoria. Son las 15:15 horas y acabamos de recorrer 112 kilómetros.

Aún nos protegen del hambre el pincho de tortilla y el delicioso torrezno. Por eso, nos olvidamos de la comida y nos apropiamos de las habitaciones para darnos una merecida ducha. Tampoco vamos a lavar la ropa. Tan sólo nos queda una jornada para acabar este precioso viaje.

Parte de la tarde la dedicamos a revisar las bicicletas para evitar contratiempos de última hora, en especial la de Ricardo. En la puerta del almacén del Hostal, donde van a dormir las bicis, las manos expertas de Antonio le dejan la bicicleta para disfrutar de la última etapa y finalizar con éxito el viaje.

El casco urbano de Altura no tiene nada de interés. Unas cervecitas dejan paso a la cuidada cena en el tranquilo restaurante del hostal. No pensábamos madrugar mucho, pero la etapa de mañana, por ser la última, puede traer algún imprevisto y queremos finalizarla pronto. Así que, vamos a mantener nuestros horarios. Programamos los despertadores y cerramos esta fantástica etapa que nos ha metido entre las piernas la nada despreciable cifra de 112 kilómetros por una espectacular Vía Verde. Mañana la última.


DATOS DEL RECORRIDO:




PERFIL ALTIMÉTRICO




PLANO DE LA ETAPA






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