16 de septiembre de 2020
ETAPA 2
COVARRUBIAS-LANGA DE DUERO
81,30 km.
Es de noche, suenan los despertadores y comienza la rutina, recomposición de las alforjas, ropa para el camino y preparación de las bicicletas que esta noche han dormido dentro del restaurante.
En el solitario comedor del Restaurante El Galín, damos buena cuenta al suculento desayunos que nos ha puesto Ezequiel, dueño del local. Nos entretenemos más de la cuenta y nos ponemos en marcha con nuestros salvoconductos sellados.
Salimos del pueblo cruzando el puente y tomando la carretera BU-901. El track nos indica que debemos tomar un camino cuyo perfil nos va a hacer sufrir demasiado nada más comenzar, para incorporarnos más adelante a esta carretera. Lo obviamos y decidimos pedalear por esta solitaria carretera, que durante los ocho primeros kilómetros nos calienta las piernas en un constante ascenso y nos regala la visión de varios corzos cruzando la carretera por delante de nosotros.
Muy pronto llegamos al Monasterio de Santo Domingo de Silos, aunque con las bicicletas es complicado entrar para ver la Colegiata y el Museo. No obstante, nos llevamos algunas fotografías de recuerdo.
Nos despedimos de Silos y, por la carretera BU-910, llegamos a un enclave natural, pero mal señalizado, El Desfiladero de La Yecla. Con la ayuda de un caminante localizamos uno de los dos accesos, antes de atravesar un túnel.. No hay zona de estacionamientos, salvo dos apartados terrizos. Unas indicaciones sobre una roca indican el acceso a unas escaleras que dan acceso al Desfiladero. La entrada es gratuita, pero es imposible el paso con bicicletas, por lo que nos dividimos para ver el comienzo de este singular lugar.
El recorrido debe de ser muy curioso. Hay tramos por donde no pasas erguido y, poco a poco, la pasarela se va introduciendo en lo profundo de las grietas. Pero debemos de regresar con Antonio, que permanece cuidando las bicicletas. En la parte superior del túnel tres vigilantes buitres nos observan.
Aunque no podemos recorrer el Desfiladero, voy a colgar un video de Youtube donde se muestra este singular lugar. Merece la pena verlo y, si se puede, visitarlo.
Dejamos atrás el Desfiladero pasando por el túnel y encontrando al otro lado una zona terriza utilizada como aparcamiento y, a nuestra izquierda, un acceso o salida de las pasarelas. Se están realizando obras en el lugar. Falta hacen para dar mejores servicios a este bonito lugar.
Giramos a la izquierda y nos enfrentamos a una fuerte subida que, con alforjas, se hace muy dura. A nuestro alrededor tenemos altos cortados, bosques y buitres planeando. Bonito lugar. Al poco tiempo, llegamos a Peñacoba, un pequeño pueblo que atravesamos por una estrecha carretera sin señalizar y donde hacemos un alto para comer algo. El lugar elegido es curioso. Una réplica de "La Colada" clavada en la roca nos invita a desclavarla.
Queda claro que "la Colada" continuó clavada en la roca. Seguimos rodando por una pequeña y tranquila carretera. Llegamos a otro pueblecito llamado Mamolar en donde Antonio hace la "compra de plátanos" para el camino.
Un largo tramo de más de 11 kilómetros entre bosques nos conduce hasta Huerta del Rey, el pueblo que ostenta el privilegio de formar parte del Libro Guinness de los Records por la cantidad de nombres raros entre sus vecinos. Hacemos una pequeña parada junto al río Arandilla para comer un plátano y continuamos la marcha.
Dejamos el asfalto y salimos del pueblo por un camino agrícola. Rápidamente comprendemos que este tipo de caminos no van a ser aconsejable cuando llueva. La tierra es rojiza y muy arcillosa. Pasamos por pequeños pueblos como Quintanarraya o Hinojar del Rey, para salir a una carretera local que, ya no dejaremos, nos hace pasar por pueblos desconocidos para nosotros como Alcubilla de Avellaneda, Zayas de Torres y Bocigas de Perales. Durante gran parte de este recorrido nos rodean bosques.
Finalmente, llegamos a nuestro destino, el final de la segunda etapa, Langa de Duero.
En el año 1086, las nuevas circunstancias geopolíticas llevaron a Alfonso VI a perdonar al Cid, con la intención sin duda de reforzar su fuerza militar con la presencia de Rodrigo. Según algunos estudiosos, a su regreso a Castilla el Cid recibió en donación siete fortalezas con sus alfoces y habitantes: una de esas plazas fue la de Langa de Duero.
Langa de Duero, pequeño pueblo de poco más de 500 habitantes que, como parte de su patrimonio, cuenta con la Iglesia de San Miguel Arcángel, el Castillo del Cubo y el Puente de doce ojos y más de 100 metros de longitud, que veremos mañana cuando nos vayamos.
Ante la poca existencia de alojamientos, hoy nos tenemos que dormir en el Hotel Rural Ribera de Langa cuyo dueño, César, también regenta el único Hostal del pueblo (que está completo) y único sitio en el pueblo donde poder comer.
Antes de alojarnos, decidimos comer primero y luego ocupar las bonitas habitaciones donde cumplimos con las rutinas diarias: duchas, lavado de ropa y revisión de bicicletas. Hoy la ropa se seca en la terraza de una de las habitaciones y como taller, utilizamos la recepción del hotel, al estar solos.
El resto de la tarde lo dedicamos a pasear un poco (la mayor parte del pueblo la tuvimos que atravesar a nuestra llegada al pueblo) y tomarnos unas cervecitas, antes de cenar, en la terraza del hostal.
Las previsiones del tiempo no son buenas. Es posible que mañana nos libremos de la lluvia. No nos vamos a acostar tarde porque la tercera etapa, aunque cómoda en su perfil, nos va a llevar mucho tiempo por algunos lugares que visitaremos. La segunda y larga etapa, ya terminó. Toca descansar.
DATOS DEL RECORRIDO:
PERFIL ALTIMÉTRICO
PLANO DE LA ETAPA
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