CONCLUSIONES

CONCLUSIONES


Todos los años me sucede lo mismo. El viaje lo realizo tres veces. La primera vez, cuando lo preparo. La segunda, cuando pedaleo. Y la tercera, cuando recopilo toda la información que traemos y la organizo en un blog. De esta forma tengo el privilegio de disfrutar tres veces de esta forma de viajar.

Después de transcurridas tres semanas de la finalización de "El Camino del Cid", al bañarse nuestros cuerpos en el Mediterráneo, el blog está prácticamente acabado. Después de rememorar todo lo que vivimos en cada una de las etapas, quiero hacer algunos comentarios que considero interesantes y que justifican el último capítulo de nuestra aventura, las conclusiones.


EL CAMINO

La pandemia que llevamos viviendo a lo largo de este año 2020 por culpa del COVID-19, nos ha condicionado nuestras vidas en todos los aspectos; incluso, cuando decidimos hacer deporte o emprender un viaje. Las restricciones, confinamientos, aforos y medidas de protección personal han cambiado nuestras formas de vivir.  

Cuando el año pasado terminamos el Camino Portugués por la Costa, nos planteamos la posibilidad de regresar este año a Portugal y recorrer toda la costa sur hasta el Algarve, para finalizar en Sevilla. Pero ante la posibilidad de un estado de alarma general, nos resultaba más complicado poder regresar desde cualquier pedanía o pequeños pueblos portugueses que desde el interior de la península. Por eso, decidimos posponer ese viaje y centrarnos en un gran recorrido por España.

Desde que hace unos años me hice con la guía de La Ruta del Cid, de BiciMap, junto con los track del recorrido de la propia guía, la idea de recorrerla en bicicleta no se me fue de la cabeza. Por eso, ante la posibilidad de tener que regresar a casa por culpa de un imprevisto estado de alarma, decidimos optar por quedarnos en España y recorrer los casi 700 kilómetros que separan Vivar del Cid y Valencia, emulando las andanzas de Don Rodrigo Díaz, el Cid Campeador. Empezando en su pueblo natal y finalizando en  la ciudad donde falleció.


Recorrido final


El Consorcio del Camino del Cid tiene una estructura de caminos para hacerlos en BTT compuesta por cinco grandes recorridos y dos ramales. Todos ellos cubren una distancia aproximada a los 1500 km

Tanto los recorridos que aparecen en la Guía de BiciMap, como los que presenta el Consorcio no dejan de ser simples propuestas que cada uno va a adaptar a sus intereses y que, inclusive, se pueden ir modificando sobre la marcha. Nuestra idea fue hacer el trayecto lo más lineal posible, a pesar de que nos salíamos de los caminos señalizados por el Consorcio. Y aún así, en las etapas con llegadas a Medinaceli, Molina de Aragón y Albarracín, alteramos las propuestas de los track para suavizarlos por los problemas musculares que sufrió Antonio. Gracias a esas variaciones, pudimos ver y disfrutar bajando por la Sierra de Albarracín, por poner un ejemplo.

La mayor parte del camino lo hemos realizado por carreteras locales, comarcales, provinciales e incluso alguna nacional. Las condiciones atmosféricas y la tierra roja y arcillosa de los caminos nos hizo replantearnos los problemas físicos y mecánicos que íbamos a encontrarnos con el terreno mojado. No merece la pena exponerse a estos sobre esfuerzos cuando vas cargado con alforjas.

Prácticamente, la totalidad del recorrido se podría hacer por carretera, pero de haberlo hecho, nos hubiéramos quedado sin disfrutar, por ejemplo, de la preciosa Vía Verde de los Ojos Negros o la Vía Verde de la Xurra, por no hablar del proyecto de Vía del Camino Natural entre Santander y el Mediterráneo. Por ello, hemos disfrutado de un trazado completamente ciclable y con unos perfiles muy cómodos, al salvar la dureza de algunos tramos, por carreteras.

Este viaje nos ha permitido rodar por asfalto, vías verdes, caminos y carriles-bici. Es un recorrido solitario. No es fácil encontrarte con bicicletas cargadas de alforjas. Un perdido ciclista que comió con nosotros en Langa de Duero, otros dos en Berlanga de Duero y algunos en sentido inverso en la Vía Verde de los Ojos Negros. El resto del recorrido, salvo los carriles bici en la costa valenciana, lo haces solo.


LAS SEÑALES

Todos los recorridos diseñados por el Consorcio que forman parte del Camino del Cid disponen de señalización propia para guiar a los senderistas y ciclistas. Hay una gran variedad de señales, desde postes de dirección, balizas, hitos de madera, vinilos, cerámicas y chapas, y paneles informativos de diversos formatos. 

Muchas de las señales vienen acompañadas de bandas rectangulares de color blanco y rojo que indican senderos de gran recorrido, y de color blanco y amarillo para los pequeños recorridos. También encontramos marcas de pintura roja en múltiples lugares.



Una imagen que nos ha acompañado a lo largo de todo el viaje es la Corneja. Se considera que la corneja es el símbolo de la buena suerte en el caminar. Al igual que lo fue para el Cid al salir de Vivar, esta ave nos ha acompañado en todas las etapas y en una gran parte de la señales; además de estar presente en los salvoconductos y en los puntos de sellado. 


Logo corporativo del Consorcio del Camino del Cid

La mayor imagen que encontramos en todos los lugares relacionados con el Camino es la imagen corporativa del Consorcio del Camino del Cid, compuesta por el perfil de un busto de el Cid ya mayor, el nombre del camino que estamos realizando y la firma auténtica de Rodrigo Díaz: "ego ruderico", que en latín significa "Yo Rodrigo".

El haber diseñado el viaje de la forma más lineal posible, para adaptarlo a 9 jornadas en una distancia de 674 kilómetros, ha provocado que en muchos momentos nos saliésemos del recorrido oficial. Por eso, ha sido muy habitual no ver ningún tipo de señalización durante muchos kilómetros y, de repente, empezar a aparecer de forma continua. Realmente, este camino no le hemos seguido guiándonos por las señales del Consorcio. Le hemos realizado siguiendo el recorrido que nos marcaba el track de los gps y, en algunas etapas, el trazado lo diseñábamos sobre la marcha.

Lo que sí comprobé es la falta de señalización al pasar por muchas localidades. Creo que ese es un tema importante en el que deberán trabajar los responsables del Consorcio del Camino.


LAS ETAPAS

El viaje físico no empieza en la etapa nº 1. Realmente comienza cuando suena el despertador el día que tienes que dejar tu casa con la bicicleta impoluta y las alforjas completamente ordenadas y llenas de ilusiones. Desde ese momento hasta que te acuestas en tu primer alojamiento vives de una forma muy intensa, tanto en el desplazamiento en autocar con tu bicicleta y equipaje en la bodega, como en la localización del albergue y visita a la ciudad de turno. Este año, además, hemos tenido la necesidad de recorrrer 13 kilómetros desde Burgos hasta Vivar del Cid, localidad donde empezó el Camino. A esta etapa la llamo Etapa 0, y es una de las que más emociones sientes.

La Guía BiciMap propone efectuar este recorrido en 12 jornadas con una distancia total de 670 kilómetros. Teniendo en cuenta nuestro estado físico y con la idea de llegar a nuestro destino a la hora de comer, las 12 jornadas me parecían demasiadas. El reparto asumible de las etapas han sido de 9.

Las 9 etapas no son producto de un reparto aritmético de los kilómetros. En este viaje han existido varios factores que han condicionado el reparto. A parte de establecer unas distancias asumibles para finalizar a la hora de comer en localidades que tuvieran cierto interés turístico, teníamos el problema de los alojamientos. La mayoría de los pequeños pueblos no disponen de establecimientos para pernoctar; y si los tienen, son Casas Rurales que no salen baratas y no en todas te admiten solamente una noche o debe de ser la casa completa. 

A lo largo de todo el itinerario hemos visitado localidades muy importantes, y la mayoría estaban establecidas como finales de etapa con el fin de poder visitarlas por las tardes. Por eso diseñé las etapas para acabar en lugares turísticos. Aunque no siempre pudo ser así. Por ejemplo, acabar en la localidad de Altura (Castellón), que no tiene ningún interés, venía predispuesta por la larga jornada de la Vía Verde de los Ojos Negros y era el último alojamiento antes de llegar a Valencia, dejando para el último día una distancia muy cómoda de 65 kilómetros.


LOS ALOJAMIENTOS

Este año ha sido algo complicado encontrar alojamientos que no nos hicieran un roto en los bolsillos. A diferencia con los Caminos de Santiago, en éste no existen albergues de peregrinos. En algunas localidades había alguno municipal o juvenil pero solo abrían en verano.

Esta carencia nos ha llevado a tener que alojarnos en pensiones, hostales, hoteles y algunas casas rurales, siempre dentro de unos precios económicos. La elección de importantes pueblos o ciudades turísticas nos permitió jugar con un amplio abanico de alojamientos. Pero en otros, como en Langa de Duero, nos tuvimos que conformar con lo único que había porque el hostal (del mismo dueño que el hotel) estaba completo. En ese pueblo tienen dos casas rurales, una de ellas el alquiler era completo y por un mínimo de dos días, y la otra estaba completa.

La ubicación de todos los alojamientos ha sido perfecta. Todas ellos muy próximos a los cascos históricos, incluso dentro de las plazas mayores como en Covarrubias o Berlanga de Duero, lo que nos permitía poder recorrer cómodamente todos los lugares de interés.

Lo que sí he echado en falta en todos ellos son lavadoras o secadoras de pago para poder lavar toda la ropa del día. En cualquier albergue del Camino de Santiago te las puedes encontrar junto con lavaderos y tendederos. En el Camino del Cid esas necesidades no están cubiertas. Por ello, lavar en los servicios de las habitaciones y tender en la habitación o balcones era el sistema para que secara la ropa.

Pero no en todos ha sido así. Si critico lo malo, debo de alabar lo bueno. Lo que nos ocurrió en el Hotel San Francisco (Molina de Aragón) fue un auténtico regalo para los que viajamos en bicicleta. Una amabilísima recepcionista se ofreció a lavarnos, con las máquinas del hotel, toda la ropa al enterarse que íbamos a recurrir a un local de lavados automáticos. Tal es así que, después de la siesta, nos devolvió toda la ropa seca y doblada. En el resto de los alojamientos, lavar a mano en los baños, en un local de lavadoras automáticas (Teruel) o no lavar. 

Otra de las carencias que hemos encontrado es la falta de sitios para poder lavar las bicicletas. Una simple manguera es suficiente para poder quitarlas todo el polvo y barro del día. El Camino del Cid discurre por caminos arcillosos de tierra roja o calcárea, lo que supone un gran problema para las transmisiones cuando se pone a llover. Ese ha sido otro de los motivos por el que tuvimos que modificar varios recorridos y hacerlos por carretera.

C.R. "La Morada del Cid" 
 Vivar del Cid (Burgos)


Pensión "El Galín" 
Covarrubias (Burgos)


Hotel "Ribera de Langa"
Langa de Duero (Soria)


Hostal "Ainoa"
Berlanga de Duero (Soria)


C.R. "La Antigua Fonda"
Medinaceli (Soria)


Hotel "San Francisco"
Molina de Aragón (Guadalajara)


Hostal "Los Palacios"
Albarracín (Teruel)

Hostal "La Casona"
Teruel
                               
                                                                                                        
Hostal "Victoria"
Altura (Castellón)

PÁGINAS WEB DE LOS ALOJAMIENTOS

Vivar del Cid (Burgos): Casa Rural "La Morada del Cid"

Covarrubias (Burgos): Pensión "Casa Galín"

Langa de Duero (Soria): Hotel Rural "Ribera de Langa"

Berlanga de Duero (Soria): Hostal "Ainoa"

Medinaceli (Soria): Casa Rural "La Antigua Estación"

Molina de Aragón (Guadalajara): Hotel "San Francisco"

Albarracín (Teruel): Hostal "Los Palacios"

Teruel: Hostal "La Casona"

Altura (Castellón): Hostal "Victoria"



LOS SALVOCONDUCTOS

Un bonito recuerdo que nos queda con los sellos oficiales del Consorcio del Camino del Cid en cada una de las localidades donde nos hospedamos, más algunos sellos de localidades singulares como Burgos, El Burgo de Osma, Gormaz y Valencia.



El salvoconducto recuerda al documento que durante la Edad Media se utilizaba para asegurar el paso libre y seguro de viajeros y mercancías. En la portada aparece un texto debajo del nombre de "salvoconducto" que dice: "> para andar y viajar a salvo por las tierras e reynos que yo, rodrigo, caminare e viere e conosciere <".




A parte del recuerdo de los sellos, el salvoconducto nos ha facilitado un descuento del 10% en la mayoría de los establecimientos donde nos hemos alojados, lo que ha supuesto cierto ahorro económico.




Además, en los puntos de sellados te dan una chapa de la localidad como recuerdo, aunque no en todos los puntos de sellado disponían de ellas.


EL EQUIPAJE

El equipaje tiene un matiz muy personal. Por eso, voy a hacer unos comentarios a nivel general. El Camino del Cid nos iba a hacer recorrer seis provincias: Burgos, Soria, Guadalajara, Teruel, Castellón y Valencia. Antes de preparar las alforjas vimos que las predicciones meteorológicas no eran muy halagüeñas. Las etapas centrales del viaje iban a estar expuestas a una fuerte borrasca que afectaría a toda la península. Si a eso le añadimos que tendríamos que rodar por altitudes superiores a los 1000 metros y que entre las zonas afectadas estaba una de las localidades más frías de España, Molina de Aragón, estaba muy claro que tocaba llevar ropa de agua y de abrigo.

La relación del equipaje que expuse en la introducción de este blog iba muy bien encaminada gracias, sobre todo, a la experiencia de otros años. A pesar de que no hemos tenido temperaturas muy frías y de no habernos llovido mucho, la ropa de agua tuvimos que usarla en la etapa de llegada a Molina de Aragón, y las prendas de más abrigo, el día que salimos de Molina. El resto de las etapas, con un simple cortavientos evitábamos las horas más frías.




Personalmente, del resto del equipaje llegué a utilizar, prácticamente, todo. La posibilidad de ir lavando la ropa, casi a diario, facilita la reducción de prendas con el consiguiente ahorro de peso y espacio en las alforjas. Y si no se dispone de infraestructuras para lavarla, tales como lavadoras o pilas y tendederos, siempre está la opción de hacerlos en los baños de las habitaciones y montar un tendedero con algunos cordeles dentro de las habitaciones.


LAS BICICLETAS

No tengo la menor duda cuando afirmo que las bicicletas han sido las protagonistas de este viaje. Gracias a ellas hemos podido recorrer los 674 kilómetros hasta Valencia. Haciendo un símil con los árbitros de fútbol, si se habla poco de ellos es porque están haciendo un buen trabajo. Y eso es lo que han hecho nuestras bicicletas, un gran trabajo.




Tanto la B'TWIN de Antonio como mi Conor no han tenido problemas reseñables. A la única a la que fue necesario dedicarle algo de tiempo fue la Conor de Ricardo. Un cambio de cámara por pérdida de aire en la válvula y un engrase del cassette en la penúltima etapa. Para un viaje de 9 días, ésto no son problemas.



Como la mayor parte del recorrido lo hicimos por carreteras asfaltadas y carriles bici, las bicicletas se ensuciaron muy poco. Algo de limpieza y engrase en algunas etapas y no hemos tenido que hacerlas nada más.


ESTADÍSTICA

Este apartado es algo anecdótico, dado que la estadística  es un campo muy interpretable. Estos datos son los que me ha aportado mi gps Garmin Dakota-20 a lo largo de todo el viaje. Están contabilizadas las 9 etapas más los 13,30 km de la etapa 0 que se realizaron en la visita a Burgos y el desplazamiento hasta la Legua 0 en Vivar del Cid. En total, la distancia recorrida ha sido 674 km.

Aunque no soy muy partidario de rodar por carreteras asfaltadas, he de reconocer que en este viaje nos ha favorecido al suavizar los desniveles en varias de las etapas. Inicialmente, la etapa más dura iba a ser la nº 6 entre Molina de Aragón y Albarracín, con una distancia de 91 km y un desnivel positivo de casi 1700 metros. Al final, esta etapa resultó ser muy cómoda quedándose en 77,10 km con 850 metros positivos.




Un dato que llama la atención es la velocidad media de todas las etapas. Si pensamos que las bicicletas van lastradas con las alforjas y las bolsas de manillar, ver velocidades de 15 y 16 km/h de media, en la mayoría de las etapas, es una señal de la poca dureza de los perfiles. Además, fuimos bajando desde cotas superiores a los 1000 metros hasta el nivel del mar. Finalmente, los metros positivos se quedaron en 6382+.  

Las dos últimas etapas nos enseñan el perfil tan favorable que tuvimos para terminar este camino, con unas medias de 18,60 km/h en 112 km, y de 19,30 km/h en los 65,40 km finales. 

En términos generales, tal y como hemos hecho el recorrido, el Camino del Cid no ha resultado tan duro como esperábamos. El asfalto ha hecho las subidas muy llevaderas y ha facilitado unas buenas medias en las velocidades diarias.


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Posiblemente me haya dejado alguna cosa por comentar pero antes de terminar, voy a recuperar todo el comentario que hice en mi página de Facebook cuando acabamos el viaje. Creo que el resumen que hice de El Camino del Cid fue muy acertado y me va a servir para cerrar esta maravillosa aventura:


CAMINO DEL CID

Epílogo:


La rutina y normalidad se han adueñado otra vez de nuestras vidas. El ritmo familiar y los trabajos nos alejan de una maravillosa aventura que va a ir quedando atrás en el tiempo.

Meses dedicados a la preparación de un viaje condicionado por la pandemia que nos ha tocado vivir. No era el viaje previsto, pero ha cumplido con todas las expectativas puestas en él. Y no fue fácil tomar la decisión. La climatología adversa que abogaban las web meteorológicas y los previsibles confinamientos y restricciones a causa del nuevo avance de los contagios, nos lo ponían difícil. Descartamos volver a Portugal y decidimos quedarnos en España ante la facilidad de un imprevisto regreso a nuestras casas. Y acertamos.

La facilidad de comunicación con nuestras familias, amigos y compañeros de trabajo a través de Facebook nos ha permitido contar el día a día de este viaje. Desde los primeros preparativos de la Etapa 0 para llegar a Burgos en autocar y, desde allí, la primera toma de contacto con las bicicletas lastradas con las alforjas hasta llegar a Vivar del Cid. Nuestro punto de salida en la Legua 0 del Camino del Cid. Y en ese lugar conocimos a un curioso personaje llamado Javier. Él es quien conserva y mantiene el antiguo mesón “El Molino del Cid”. Un auténtico museo dedicado a Don Rodrigo Díaz de Vivar. Su bondad y entusiasmo por enseñarnos la historia del Campeador dentro del antiguo molino que regentó la familia del Cid nos dejó un bonito recuerdo, con espadas, escudos y mandobles en los posados fotográficos dirigidos por él. Un gran comienzo.

Nueve etapas más en las que fui contando cómo se vive sobre una bicicleta, expuestos a cualquier penalidad tanto física, mecánica o meteorológica. Las fotografías colgadas diariamente no reflejan la belleza de los paisajes que han visto nuestros ojos, ni los duros ascensos y complicados descensos sobre unas bicicletas muy lastradas, ni los innumerables pueblecitos por los que pasamos, ni las localidades que decidimos visitar, ni los tranquilos alojamientos donde descansábamos todos los días. Las fotografías colgadas son simples pinceladas de todo lo acontecido en unos intensos días pero que he querido compartir para enseñaros por donde rodábamos y que visitábamos.

No se puede enseñar lo duro que supone rodar casi 700 kilómetros, muchos días con frío y fuertes vientos que ponían a prueba nuestro equilibrio. Otros días modificando los itinerarios para suavizarlos con el fin de que Antonio se fuera recuperando de sus dolencias y pudiera acabar este viaje. Tampoco se pueden enseñar los kilómetros recorridos mirando al cielo en espera de que empezara a caer agua. Y al final cayó.

Pero cuando llegas a Valencia y te bajas del sillín con el mar frente a ti, te olvidas de todas las penurias vividas. Se cierra el viaje con unos emocionantes abrazos. Un baño en las aguas del mar se encarga de curarnos todos los dolores musculares que hemos ido arrastrando.

Ahora queda recopilar toda la información y agruparlas en un blog para que podamos tener acceso a ella cuando queramos recordar este viaje. Diez días dan para mucho.

No sería justo cerrar este Camino sin hacer mención a todos los que nos habéis estado siguiendo día a día. Mi agradecimiento más sincero a todos los que nos habéis regalado comentarios. Nos han aportado fuerza e ilusión para seguir pedaleando. Agradecer a todos los que habéis seguido las crónicas, tanto si pinchabais en el “me gusta” como si, simplemente, perdíais tiempo en leerlo. Gracias por ese tiempo y gracias por vuestra lejana compañía.

Un recuerdo para los que no pudieron venir y que formaban parte de este viaje, Oscar Ufo Pinto y Francisco Jose Casillas. Habrá otros viajes. Seguro.

Mi agradecimiento al impagable detalle de nuestro compañero Jose Antonio Camuñas al ir a buscarnos a Valencia. También forma parte de este viaje, aunque sea en la vuelta.

Y por último, me llevo el recuerdo de mis dos compañeros de ruta, Antonio y Ricardo. Diez días de perfecta convivencia que nos han dejado buenos y bonitos momentos. Difícil mostrar muchos de éllos en imágenes.

Ahora sí puedo cerrar las crónicas de este maravilloso camino. Cuando el blog esté acabado, lo colgaré.

Hasta entonces, como siempre, besos y abrazos.
EL CAMINO DEL CID YA ES HISTORIA.

 

Poco más se puede decir. La aventura ya está contada y espero haber podido explicar como es un viaje cicloturista a lo largo de seis provincias. El Camino del Cid ya forma parte de nuestros recuerdos. Habrá que pensar en el siguiente viaje.


Así lo vivimos y así lo he contado



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