ETAPA 5

19 de septiembre de 2020


ETAPA 5

MEDINACELI - MOLINA DE ARAGÓN

63,80 km.



Como viene siendo costumbre, los despertadores hacen su trabajo cuando aún es de noche. La recomposición de las alforjas y la preparación de las bicicletas nos llevan hasta el pequeño comedor de la Casa Rural donde sus jubilados dueños, Luis y Amparo, viven con un ritmo muy distinto al nuestro. El cuidado desayuno continental se demora y finalizamos más tarde de lo que queríamos. 

Durante la noche continuó lloviendo. Todo está mojado, los nubarrones negros del cielo no presagian nada bueno; además, hace frío y viento. Nos despedimos de este agradable matrimonio y abandonamos el Barrio de la Estación de Medinaceli por el Valle del Alburjuelo. 

La espalda de Antonio no ha mejorado mucho, por lo que decidimos que sea él quien marque el ritmo que más le convenga. Tras pasar sobre la autovía A-2, rodamos paralelos a las Salinas de Medinaceli y comenzamos a subir un pequeño puerto donde el final tarda en llegar. En algo más de 7 kilómetros hemos ascendido 200 metros positivos. Los árboles han desaparecido y la planicie por donde discurre la solitaria carretera no nos ayuda a coger ritmo por culpa del fortísimo viento que, por momentos, llega a desestabilizarnos. Incluso bajando debemos dar pedales.

La interminable recta no tiene fin. Tras el paso por el pueblo de Layna, y cuando llevamos unos 18 kilómetros recorridos, tenemos que parar. Lo que nos temíamos se ha producido. Empieza a llover. Tras proteger las alforjas y ponernos los chubasqueros, continuamos la marcha por la solitaria SO-411.





Bajo la lluvia, el viaje es distinto. Ya no se disfruta del paisaje, ni de los pueblos. Solo te preocupas de mantener un ritmo y controlar el recorrido de la bicicleta para no tener sorpresas. La única pretensión a partir del comienzo de la lluvia es finalizar la etapa cuanto antes. Además, los pocos pueblos por donde discurre la etapa de hoy no tienen interés alguno. El premio lo tenemos en el final de la etapa, pero aún queda mucho.

La carretera finaliza en la intersección con la N-211. El recorrido del track indica que debemos girar a la derecha para coger una pequeña carretera con sentido a Ciruelos del Pinar. Pero los paneles informativos de la nacional indican que estamos llegando a la localidad de Maranñón y ¡¡sólo faltan 44 kilómetros para llegar a Molina de Aragón!!. No hay mucho que pensar, sigue lloviendo y no vamos a perdernos gran cosa si seguimos el track. Nos vamos a ahorrar casi 20 kilómetros de pedaleo bajo el agua.

Paramos un momento en la travesía de Maranchón para tomar un café y comer algo. Empieza a aflojar la lluvia. Reanudamos la marcha por el ancho arcén de la nacional, lo que nos permite mantener un buen ritmo  con una buena media de velocidad para llevar alforjas. Pocos pueblos atravesamos antes de llegar al final de la etapa. Ha dejado de llover. Algunas paradas para la "evacuación de líquidos" y llegamos secos a nuestro destino, Molina de Aragón. Estamos en Guadalajara. Y tan sólo son las 13:00 horas

¡Qué gran decisión haber venido por la nacional!. Hemos conseguido suavizar el perfil de la ruta, hemos ganado tiempo reduciendo la distancia y hemos protegido la espalda de Antonio. Por eso, soy de la opinión de que "el Camino propone y el ciclista dispone". Los track y las guías son simples y muy útiles apoyos, sugiriendo determinados trazados para llegar a nuestros destinos, pero somos nosotros los que adaptamos el trayecto según las circunstancias que nos van surgiendo, y hoy lo hemos hecho.

Por Santa María iréis a pasar,
id a Molina, que queda más adelante,
la gobierna Abengalbón, que es mi amigo de paz,
con otros cien caballeros bien os escoltará.
Versos 1462 y ss. CMC.

Según el Cantar del mío Cid, tras asentarse en el Poyo del Cid, Rodrigo impuso el pago de un tributo al señor musulmán de Molina. Éste, de nombre Avengalvón, se convierte en un fiel aliado y amigo de paz. De noble y hospitalario carácter, hace de la Molina islámica una plaza segura para Jimena y sus hijas Elvira y Sol, Álvar Fáñez y otros caballeros del Cid. Aquí pernoctan en varias ocasiones e incluso son escoltados por guerreros musulmanes molineses en sus viajes entre Castilla y Valencia. 

Hoy nos alojamos en el Hotel San Francisco. Las bicicletas dormirán en los bajos del hotel, antiguamente utilizado como restaurante. Las sorpresas no han finalizado.  La amable y generosa recepcionista se ofrece a lavarnos toda la ropa "sin coste alguno". Puedo asegurar que este detalle, para un cicloturista recién salido de un  aguacero, es un auténtico regalo.




De camino al restaurante sugerido por la recepcionista, pasamos junto a la Iglesia-Convento de San Francisco y llegamos al Puente Viejo sobre las aguas del río Gallo.


Iglesia de San Francisco


Puente Viejo




Durante la comida vuelve la lluvia intermitente, aunque la temperatura es buena y no hace frío. Regresamos al hotel para descansar un rato. La recepcionista nos había lavado, secado y doblado toda la ropa. ¡Qué lujo!. El resto de la tarde la aprovechamos para visitar el casco histórico aunque, a veces, debíamos refugiarnos a causa de la lluvia.

Seguimos las recomendaciones de la recepcionista y subimos primero a la Ermita de Santa Lucía, desde donde hay una preciosa vista de todo el pueblo con su castillo fortificado.









Algunas fotografías de camino al casco histórico nos aportan detalles curiosos.






Un paseo por los márgenes del río Gallo nos regala algunas bonitas imágenes junto a los puentes.






Cuando la lluvia desapareció, continuamos el paseo por las calles de este pueblo medieval lleno de plazas, iglesias y callejuelas por los barrios de la judería y la morería, casas blasonadas, palacetes y portales amurallados.










¿Me lo explicas?


Nos dirigimos al conjunto fortificado, pero el acceso por la muralla está cerrado y no podemos subir al alcázar. No obstante, nos llevamos algunas fotos de recuerdo, junto con algunas vistas del pueblo desde esa posición.








De regreso al hotel, aprovechamos para comprar la cena y damos buena cuenta de élla en el solitario y silencioso comedor, junto a la recepción. La etapa de mañana es la más dura de todo el viaje, en cuanto a kilómetros y al perfil. Pero Antonio no quiere arriesgarse con su espalda y decidimos modificar todo el recorrido. Para ello, hacemos uso del gps de Ricardo que nos propone un recorrido más cómodo en bicicleta, reduciendo la distancia y mejorando el perfil.

Ahora toca descansar. Ya hemos pasado el ecuador del viaje y las predicciones del tiempo van mejorando. A ver si es verdad. La quinta etapa ya es historia.



DATOS DEL RECORRIDO:




PERFIL ALTIMÉTRICO




PLANO DE LA ETAPA



No hay comentarios:

Publicar un comentario